sábado, 16 de julio de 2011

LA ENERGÍA



El término energía 
(del griego ἐνέργεια/energeia, actividad, operación; ἐνεργóς/energos=fuerza de acción o fuerza trabajando) tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, transformar o poner en movimiento. En física, «energía» se define como la capacidad para realizar un trabajo. En tecnología y economía, «energía» se refiere a un recurso natural (incluyendo a su tecnología asociada) para extraerla, transformarla, y luego darle un uso.

Todas las cosas existentes en el Universo están compuestas por energía y su constante vibración es lo que nos permite ver estas cosas a nuestro alrededor.

El manejo de la energía es una disciplina que se adquiere con la práctica constante y a conciencia de ciertos ejercicios, algunos de los cuales explicaré en este apartado.

La energía del cuerpo
La energía también es una magnitud física que se presenta bajo diversas formas, está involucrada en todos los procesos de cambio de Estado físico, se transforma y se transmite, depende del sistema de referencia y fijado éste se conserva. Por lo tanto todo cuerpo (incluyendo el cuerpo humano) es capaz de poseer energía, esto gracias a su movimiento, a su composición química, a su posición, a su temperatura, a su masa y a algunas otras propiedades. En las diversas disciplinas de la física y la ciencia, se dan varias definiciones de energía, por supuesto todas coherentes y complementarias entre sí, todas ellas siempre relacionadas con el concepto de trabajo.

El cuerpo procesa muchos tipos de energía: térmica, bioquímica, cinética, eléctrica, etc. todo esto para manteros vivos, permitir el movimiento, el pensamiento, el habla, la respiración, etc. Todas estas energías están controladas por el cerebro y son impulsadas por el corazón, específicamente por el marcapasos del corazón. Ver nódulo sino auricular.

La energía escénica
Este es un concepto muy utilizado en teatro, pero es algo muy diferente a todo lo que he visto o conocido hasta la fecha. Tiene relación directa con la fe escénica, depende del trabajo de la corporalidad, se usa para la proyección escénica y se percibe a través del teatro o más específicamente como lo resumiría Grotowski en su definición “el teatro es lo que verdaderamente ocurre entre el actor y el espectador”.
Sinceramente yo podría comentar muy poco de esto, porque aun esto aprendiendo. Hoy me tocó hacer un ejercicio sobre el manejo de la energía, lo cual es algo difícil, pues realmente no estoy seguro de que es lo que estoy haciendo, y no es la primera vez, puesto que la energía tal como la describen las distintas personas que trabajan, actúan, estudian o viven el teatro concuerdan en que es algo que no se puede explicar, solo se puede sentir.

Aun así, como el asunto de sentir me es muy nuevo y poco familiar, pero el de imaginar y visualizar ya tengo mis décadas de experiencia, la idea más simple para visualizar la energía es como si un hilo invisible nos levantara y nos elevara jalándonos desde la punta de la cabeza, y a través de toda la columna vertebral hasta la punta de los pies.

La energía en los Rituales
La energía es un elemento esencial dentro de cada ritual. Esta es la que determina si un ritual realmente tiene éxito o no. Cuando realizamos un ritual en movimiento es necesario levantar un “Campo de Energía” por llamarle de alguna manera, pues mucho de lo que implica los rituales (las artes rituales escénicas de las que habla Grotowski incluidas) pueden desgastar mucho si se hacen de una manera indebida, o al menos esa es mi experiencia de cuando he tenido la fortuna de ser invitado a alguna práctica de tipo indígena, metafísica, escénica o psicomagia.


Sentirse drenado, cansado y agotado al final del día, es síntoma que las relaciones, las emociones y el ambiente donde uno se ha movido, no han sido propicios ni cónsonos para la renovación de la energía vital. El ser humano, no es sólo una estructura física hecha de moléculas, sino como todo lo demás, está compuesto por campos de energía. Cada célula del cuerpo humano transforma y renueva su energía. Cuando hay salud, esta energía se emana hacia el espacio. Sin embargo, hay ciertas condiciones que drenan esta energía vital. Los estados emocionales de las personas transforman la energía en positiva o negativa; de esta forma no sólo somos afectados por nuestro estado emocional, sino también por el de las personas que nos rodean. El amor, el entusiasmo, la pasión, la alegría y el agradecimiento son ejemplos de emociones que tienen la capacidad de emitir mayores niveles de energía positiva. Por el contrario el enojo, el temor, la ansiedad, el odio, la envidia y la confusión emiten una impresión negativa que tiene el efecto de agotar no sólo a la persona que lo está sintiendo, sino también a aquellos que lo rodean, además de que obviamente dichas actitudes o emociones si bien son comunes y todos las padecemos (todos somos humanos) nada las justifica, porque no traen nada creativo o constructivo.

Aparentemente, hay varias maneras de levantarlo; la más utilizada es la danza. Con ella podemos unificar la energía de un grupo y lanzarla hacia un objetivo en especial. Esta danza se realiza en general hacia la derecha, ya que este sentido aumenta la energía. Lo que a mí me ha resultado sorprendentemente efectivo (o al menos eso siento) es conectarme a la energía de la música, para sacar lo que unos llamarían el tótem o el nahual o actualmente “el animal escénico que asecha al espectador” del que habla Patricia Cardona, aunque sea por un instante.

También se puede concentrar la energía por medio de la meditación. Unos instantes de meditación durante un ritual hacen que el cuerpo y la mente se preparen para el propósito del ritual a realizar. La respiración con atención es ya en sí misma una forma de meditación, en el interior de la nariz hay muchas terminaciones nerviosas que se conectan directamente al cerebro y como respirar es el único movimiento del cuerpo que puede ser tanto voluntario (con control muscular) como involuntario (por automático de los órganos internos) es lo que sirve de punto de unión entre el consiente y el inconsciente, además de una forma de relajarse muy efectiva.

Nota: A mí me falta mucho para aprender a relajarme, actualmente soy muy aprensivo, pero espero sinceramente abandonar esa actitud.


Por último, aunque hay muchos criterios, aparentemente el más común es que tratándose del ser humano, las energía más habituales con las que trabajamos son la corporal, la sensible o emocional, la imaginativa o intelectual y la creativa o voluntad espiritual, pero generalmente de forma innata solo trabajamos una a la vez, dos como máximo y cuando probamos por primera vez una que no conocemos nos es tan extraña o tan difícil que nos sentimos completamente carentes de energía (o sea carente de ese tipo específico de energía).

Si bien no quiero adentrarme mucho en estos temas debido a que cualquier cosa que suena a “New Age” suele encaminarse a tarde o temprano a una especie de supermercado de objetos mezclados de oriente y occidente que a la larga de acumularlos sin saber usarlos conducen al llamado “mercadeo espiritual” o a la “sudo espiritualidad materialista”, prefiero para no dejar tan en corto esta entrada del blog, poner una de las ideas del trabajo de Grotowski: el arte como vehículo o arte ritual es algo que transmite algo y transforma al individuo que participa en el él, especialmente cuando se despoja de todo aquello que es superfluo y no necesita.

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