Virgilio Ariel Rivera
Ayer mientras leía la pieza "Presente Perfecto" de Carlos Olmos comprendí un poco de este enunciado, las piezas representan no solo un fragmento o pedazo del espacio que ocupan los personajes, y también un pedazo de su tiempo, pero principalmente es un pedazo de su forma de pensar.La manera en la que se ven o se aprecian lo valores es distinta en cada época y lo que hoy es una atrocidad horrenda mañana no importa, lo que ayer fue un acto de heroísmo, hoy es una brutalidad, lo que hace mil años fue común hoy es una violación a los derechos humanos, por lo tanto cualquier obra de teatro escrita dentro de este género refleja los valores de su momento y de su época, y por lo tanto cada vez que pasa el tiempo es más difícil que un público se identifique con esos valores y más desde su individualidad.
Lo mismo pasa con el cine que fue hecho con una naturaleza casi documental, como "Dog Day Afternoon", hoy con la invención de celulares, el manejo de los medios, el trato a las personas de otros géneros o de otras preferencias y el tipo de vigilancia en los bancos, una historia así (que fue real) hoy se nos haría cada vez más inverosímil.
Así mismo hay varias obras de teatro que pasan por ese proceso, "los espectros" ya no tiene sentido desde que se inventó la penicilina y los medicamentos contra la sífilis, "Las Euménides" hoy día es inconcebible, porque al menos en occidente nadie cometería matricidio para defender el valor de un voto cívico.
Es extraño como todo un género tiene elementos que lo hacen tan saturnino, pesado, difícil, lento, con un aire de vetusto incluso desde el momento desde que es concebido y adicionalmente esa naturaleza estática hace que se vaya quedando atrás en el tiempo conforme cambia la forma de adoptar valores de la sociedad moderna, especialmente ahora que cada vez es más rápida tomando unos y desechando otros a diestra y siniestra.
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