sábado, 16 de julio de 2011

La experiencia tras la visibilidad

Domingo, 01 de mayo de 2011 a las 20:32

Dicen que el joven comenzó a insultar a un viejo monje. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió a la cara, gritó todos los insultos conocidos. Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: ¿Cómo ha podido usted soportar tanta indignidad?
– Si alguien se acerca a tí con un regalo, y tú no lo aceptas, ¿a quien pertenece el regalo? preguntó el monje.
– A quien intentó entregarlo – respondió uno de los discípulos.
– Pues lo mismo vale para los insultos – dijo el monje – Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.

(Ojala un día yo logre hacer eso)

Este tema puede parecer poco relacionado, pero es muy importante dejar a un lado la importancia personal para poder abrirse y exponerse sincera, vulnerable y totalmente.

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